¿Qué pueden hacer las técnicas terapéuticas craneosacrales por la articulación de la mandíbula y los dientes?
Un testimonio anónimo:
«Desde hace unos 3 años, ando con un problema de mandíbula llamado TTM o síndrome de la ATM.
El año pasado, tomé medidas y consulté con el dentista qué hacer con esto, me remitió a un fisioterapeuta de la mandíbula.
Desgraciadamente, esto no sirvió de nada después de unas cuantas visitas y me remitieron a un gnatólogo, un dentista especializado en la mandíbula. Hace un año que lo veo. Tras muchas medidas y prohibiciones (no masticar chicle, no morderse las uñas, etc.), en diciembre se decidió que tenía que empezar a llevar una férula por la noche. Cada pocas semanas había que recortar la cosa porque ya no sentaba como debía. Al gnatólogo le pareció extraño. Y bueno, en un momento dado te quedas con muy poco, sí… una tablilla con todo tipo de agujeros. Después de meses de dormir con esa cosa, las cosas fueron empeorando. El último mes todo se bloqueó por la mañana y apenas pude sacarme la cosa de la boca.
Así que ayer llamé al gnatólogo, cómo proceder….
Me remitió al cirujano oral».
Se calcula que alrededor del 20% de las personas sufren un problema de mandíbula; sólo el 5% busca ayuda. El dolor de cabeza o facial suele descartarse como cefalea tensional, estrés o migraña; los dolores más severos se engloban en el mal entendido dolor nervioso. En caso de molestias en los oídos, ya sean graves o no, a veces se envía a un otorrinolaringólogo, donde tras el examen se informa de que no hay nada malo en los oídos o que incluso son excelentes. Para el dolor de cuello y hombros, uno acaba en un fisioterapeuta que sólo trata a nivel local. Si nada ayuda, o no se encuentra realmente la causa, es desgraciadamente demasiado frecuente que no se tome en serio al paciente, o que se diga que sufre un problema relacionado con el estrés o que acabe con un cirujano oral
Aparecen todo tipo de problemas relacionados con la articulación de la mandíbula:
- Anquilosis de la mandíbula
- Rechinar los dientes (bruxismo)
- Dolor en los frenos
- Dolor de cabeza
- Infección de oído
- Mareos
- Zumbidos o chirridos (Tinnitus)
- Dolor facial
- Dolor de hombro
- Dolor de espalda
La forma en que el tratamiento con técnicas craneosacrales puede aportar cambios puede ser contada mejor por un asistente dental que vivió él mismo con un problema de mandíbula durante unos veinticinco años:
«Soy una auxiliar de odontología que trabaja en el mismo gabinete desde hace veintinueve años. Cuando empecé a tener problemas con mis mandíbulas, me remitieron a un especialista en disfunción temporomandibular, o TTM. Me aconsejó llevar una férula por la noche. Después de desgastar tres férulas de este tipo, seguía con las molestias y el dolor.
Sabía que había un terapeuta en nuestra pequeña ciudad que trabajaba con técnicas CST. El especialista al que acudí ya había remitido a algunos de sus pacientes a ese terapeuta. Tenía previsto ir allí en algún momento, pero al parecer no encontré el momento de llamar y concertar una cita. El hecho de que no supiera nada sobre la terapia craneosacral prolongó aún más el retraso.
Luego hubo un colega, con cita con ese terapeuta por problemas de latigazo cervical, que no pudo acudir a su cita. Vi mi oportunidad, asumí su cita y fui en su lugar aunque no tenía ni idea de lo que me esperaba.
En la presentación, el terapeuta me hizo algunas preguntas, tomó algunas notas y luego me pidió que me tumbara en la camilla. El hecho de que no tuviera que desnudarme ni nada por el estilo me pareció bien. Esperaba que me trabajaran la cabeza y los hombros. Para mi gran sorpresa, puso sus manos en mis pies. Me quedé pensando: «Estoy tomando una cita para mi problema de la articulación de la mandíbula, ¿qué diablos está haciendo en mis pies?» En ese momento, se trasladó más arriba, a la parte baja de mi espalda (la región sacra).
Ahora no pude evitar preguntar qué estaba haciendo realmente. Me explicó con calma que el cuerpo está completamente cohesionado en su conjunto. Para ser honesto, debo admitir que no estaba escuchando lo que decía, estaba ocupado anticipando su próximo movimiento.
Al final de mi cita de una hora, no estaba muy seguro de lo que había pasado. Me preguntó cómo me sentía. Realmente no me sentí diferente. Me dejó claro que, debido a mis veinticinco años de disfunción, serían necesarias varias citas.
En ese momento, dudaba mucho de que estos tratamientos con técnicas CST fueran útiles para mí, pero pensé, voy a darle otra oportunidad. Después de varias citas, empecé a sentir alivio en la articulación de la mandíbula, en el cuello y en los hombros. Ya no llevaba mi férula. Alrededor de 20 sesiones después, ¡realmente sentí que me había librado de ella! ¡Sanado!
Le conté toda la historia a mi empleador. Ahora remitimos a los pacientes con regularidad. Raramente seguimos prescribiendo el uso de una férula para un problema de la articulación de la mandíbula.
Ese terapeuta me ayudó enormemente y ahora confío plenamente en su capacidad, sus amplios conocimientos y su humor. Por lo tanto, ¡ahora sé que fui un verdadero desafío para él! Todavía tengo que reunirme con él para mi cadera y estoy convencido de que irá bien. Ya no soy escéptico de las técnicas de CST, ¡aunque empiece por los pies!». (CorlysGougeon, Purry Sound, Ontario, Canadá)